 |
|
|
|
Cinco Cosas Para Recordar
Y Una Para Nunca Olvidar
I
No es como la clara de
huevo, ni las yemas de mi
dedo, pausadamente le
susurré a Aristóteles; quien
sólo deseaba alcanzar
aquella dichosa, lejana,
desafortunada, e indomable
estrella fugaz; la cual pasó
sin dejar rastro alguno.
II
Deseo ahora sólo verte,
en mis brazos, ahí, tenerte,
y por horas sostenerte, le
dijo el viejo reloj de pudre,
el de los minuteros vencidos,
y corazón de oro al Padre
Tiempo, quien, minuciosamente
escuchaba las plegarias de
un amigo; mientras el destino
marcaba las horas que pasaban
entre pensamientos de pasión
y palabras perdidas.
III
Es un mar de agua clara, uno
donde no volveré a navegar, dijo
el gallo en lágrimas con alas
cortadas a un piloto ebrio, quien
sólo escuchaba silenciosamente,
sin poder entender el mensaje oculto.
IV
Te he entrañado como el minuto
a la hora. Habéis desaparecido
sin dejar ningún rastro. ¿Dónde habéis
estado todo este tiempo? le dijo
la solitaria Luna a su querido Sol,
quien le daba vueltas a la cabeza, tratando
de no salir de órbita, después de haber visto
su viejo amor en el eclipse de anteayer.
V
Vengo al paso, para decirte
que siempre pienso en ti por
más lejos que sea la distancia,
nunca olvidaré tu rostro,
susurró la marea hacia las
arenas de la costa, recordándose
de los tiempos pasados, cuando
todo parecía ser más fácil.
VI
pensé en ti como si fueses la lluvia
como tantos lo han hecho antes
tan lisa, tan húmeda, y tan única
estoy empapado ansiando más
pensé en ti como si fueses la nieve
como tantos lo han hecho antes
cubriendo cerros de los pies a la cabeza
estoy vestido anhelando más
pensé en ti como si fueses el viento
como tantos lo han hecho antes
cantando canciones mientras pecamos
soy culpable codiciando más
pensé ahora en ti y sólo en ti
como ninguno lo ha hecho antes
por la orilla perplejo me encuentro
preguntándole al claro cielo por qué
^top / arriba^
Copyright ©2005 Carayan Press

