¡Ay madre!
De cabellos plateados,
De ojos vivaces
Y sabiduría infinita,
Cuando guías y aconsejas
Y velas por tus hijos.
¡Ay madre!
Cuánto has gozado
El ver crecer de tus hijos,
Y cuántas veces has sufrido
El verles partir de tu nido
Como palomas viajeras
Que se marchan en invierno
¡Y ya no regresan más al nido!
¡Ay madre!
Y a pesar de tus pesares
Tu amor por tus hijos no calma,
No reclamas ni les pides,
Sólo por sus vidas clamas
Y el bienestar de los suyos, ¡Es tu constante anhelo!